Un nuevo género de vida consagrada femenina: la vocación de Servidora

Entre las numerosas iniciativas del Padre Etcheverry, la institución de las Servidoras es aquella a la que dedicó especialmente los últimos años de su vida y que significó para la Iglesia un nuevo género de vida consagrada.

La profundización en el sacerdocio común de los fieles fue un tema central de las enseñanzas del Padre. Para advertir el don inmenso que significa es necesario – decía el Padre – detenernos en el misterio de la Encarnación que hizo a María Virgen y Madre. Su Fiat cambió el mundo porque Ella, con humilde grandeza, advirtió que recibía una misión superior a sus fuerzas y era instrumento de Dios para el gran acontecimiento de los tiempos: la venida del Redentor.

Así, para que a través del tiempo y del espacio Jesucristo se vaya “encarnando”, o más bien el mundo se vaya “restaurando”, se necesitan otras Marías – decía el Padre – dispuestas a ser instrumentos de Jesucristo, “servidoras” del Señor. Se necesita un carisma cuyo núcleo sea servir a la Iglesia y colaborar en “restaurarlo todo en Jesucristo”, donde y a propósito de lo que Iglesia necesite.

Así el 5 de enero de 1952 el Padre Etcheverry fundó las Servidoras : el nombre expresa la especificidad diaconal.

El vivir a fondo el sacerdocio de los fieles impreso en el Bautismo y la Confirmación, hecho estado de vida por medio de la consagración a Jesucristo, es el punto de arranque teológico de la vocación. El santificarse santificando es la base de la espiritualidad.

La Virgen, perfecta “servidora del Señor”, es presentada por el Padre como el analogado principal de entrega y disponibilidad al Señor en la Iglesia. Preguntarse “¿qué haría Ella en mi lugar?” facilita a la Servidora su trabajo eclesial.

Santa Teresa del Niño Jesús y San Juan María Vianney son los intercesores y modelos en esta vocación.

En 1983 se promulga el Nuevo Código de Derecho Canónico y el canon 604 incorpora el Orden de las Vírgenes explicitando que “pueden asociarse”.

El 21 de diciembre de 1985 la Institución de las Servidoras fue erigida con carácter diocesano público en la Arquidiócesis de origen, Buenos Aires. El 21 de mayo de 1995, fiesta de la Visitación, fue reconocida por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica como Institución de derecho pontificio, primera en su género en el mundo.

Actualmente las Servidoras colaboran con su carisma en las diócesis de Buenos Aires, Gualeguaychú, Mar del Plata, Paraná, San Luis, Roma y con distintos organismos de la Santa Sede.

A la Servidora nada humano le es ajeno, porque inspirándose en la Virgen busca encarnar lo divino en lo humano, siempre atenta y disponible a lo que Jesucristo le sugiera a través de la Iglesia.

 

Presidenta: Cristina Benedit

Sede central: Federico Lacroze 2100, (1426) Buenos Aires

Sede en Roma: Viale Regina Margherita 265, (00198) Roma

Mail: servidoras@servidoras.org.ar